
Vámonos.
Huyamos adonde no haya sombra,
sólo agua y poesía.
Trae las manos y el hambre,
la tristeza, los buitres, el arpa,
la desnudez de tu cuerpo y la fe.
Tráelo todo
y vámonos como monstruos o fantasmas,
como peces solitarios,
como suicidas que esperan el bus de la cinco
para detenerse en el primer puente
y saltar enloquecidos al vacío.
© Rosa Silverio 2006
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